Sandra Valdés y Pedro Alcocer*
Para 2030 el Área Metropolitana de Guadalajara podría condenarse a convertirse en un desierto. Ésta se encuentra en el mismo paralelo que los grandes desiertos del mundo. Tal vez nos cuesta creerlo por el clima privilegiado del que gozamos gracias a que tenemos dos grandes reguladores climáticos: uno es el Bosque La Primavera y el otro es Chapala. Para entender esto mejor, imaginemos que nos toca cuidar a un bebé,acondicionamos muy bien la cuna, ponemos un móvil con música, acolchamos para que no se golpee, pero se nos olvida un factor, a un lado de la cuna hay una estufa y dejamos el gas abierto. Omitimos un detalle importante, ¿qué pasa afuera de la cuna? Hasta ahora las estrategias que se han implementado para la protección del bosque han sido al interior del mismo. Aun así se ha afectado por quemas: en 14 años casi la totalidad de su extensión. Al mismo tiempo, si la ciudad sigue el mismo modelo de desarrollo y creciendo al ritmo actual, en 20 años estaría muy cerca de ahorcar la superficie del bosque. ¿Qué tal si planteamos el problema a la inversa? Estamos convencidos que las acciones de protección que realmente van a hacer la diferencia son las que contemplen estrategias del límite del área protegida hacia afuera. Explicar la inmensidad de factores que se conjugan alrededor del bosque es complicado.
Tal vez el factor que más ha marcado la fragilidad sobre su protección es la falta de identidad. Nos falta sinergia. Encuestas de Berumen realizadas después del incendio de 2005 arrojaron que siete de cada 10 personas de Guadalajara difícilmente pueden localizar al bosque. Queremos creer que esto cambió hace algunos meses, cuando por uno de los más graves incendios que ha sufrido se levanto una columna de humo que situó al bosque en el paisaje urbano.¿Y qué está pasando afuera del bosque? A partir del estudio que hemos hecho se han localizado más de 140 amenazas. Las más evidentes podrían ser: incendios, bancos de material (de más de 100 bancos localizados, solo cuatro son oficiales), basureros clandestinos y legales, urbanizaciones que invaden el bosque, etcétera. Sin embargo, las amenazas más peligrosas son las menos evidentes. Alrededor del 35 por ciento del agua que tomamos en la ciudad viene de esta área. El borde del bosque conforma una importantísima zona de absorciónde agua, cuenta con extensos cauces naturales. ¿Qué pasaría si sobre estas esponjas que absorben el agua colocamos los basureros? Algunos de ellos son rastros y abarcan un área de más de mil metros cuadrados. ¿Qué pasa si también cubrimos esta zona con asfalto, o peor aún con modelos de urbanización que inyectan sus desechos a los mantos freáticos ante la ausencia de drenaje?
Otro factor importante sobre este tema es la agricultura. La falta de apoyos a las familias que se dedican a esta actividad ha provocado la migración y el abandono de la tierra. Esto ha debilitado su medio de supervivencia y ha generado un modelo de desarrollo sustentado en la especulación inmobiliaria. Según los resultados que hemos obtenido, la agricultura es la actividad productiva más vulnerable de la zona y también la más susceptible a cambio de uso de suelo. En cambio, la mayor fortaleza de este borde es su identidad territorial. En él se asientan 25 poblados que en algún momento florecieron por los recursos que el bosque les ofreció. Se trata de una historia por descubrir como fundamento para el desarrollo territorial de la zona. El Bosque La Primavera no sólo es Área Natural Protegida, también, desde 2006, es Reserva de Biosfera reconocida por la UNESCO. Situándolo dentro de una red mundial (Man and Biosphere) y colocándolo frente a los ojos del mundo. La UNESCO, por medio de la Estrategia de Sevilla para la conservación de Reservas de Biosfera entiende que el éxito en la conservación no está en solamente proteger del límite hacia adentro. Plantea cuidar lo que pasa inmediatamente fuera, es decir, generar una zona de amortiguamiento, un área colchón donde se pueda reducir poco a poco el impacto de las actividades humanas en relación con la mancha boscosa. Contempla que estas zonas de amortiguamiento funcionen como campos de innovación para el desarrollo sustentable. Planteando un área de oportunidad para nuestra ciudad. Lo que buscamos a largo plazo, y nos gusta creerlo como una afirmación posible, es que si nos lo proponemos como sociedad podremos lograr que Guadalajara sea la ciudad con más hectáreas de Reserva de Biosfera mejor protegidas en su zona conurbada. De esta forma resolvemos el dilema que planteamos al principio sobre el cuidado del bebé, ampliando el ámbito de protección tomando en cuenta lo que sucede afuera. Para esto, en el ITESO, a través del Proyecto de Aplicación Profesional Anillo Primavera, estamos trabajando sobre la conformación de dicha zona de amortiguamiento. Proyecto que contempla un impacto sobre 192 mil habitantes de 25 poblados, perteneciente a cinco municipios, así como a los más de cuatro millones de habitantes del área metropolitana. Dicho proyecto parte de cinco visiones de desarrollo; la morfología del territorio, la calidad de vida de los habitantes, la experiencia de los visitantes y los mecanismos de gestión. De una revisión de los recursos que ofrece cada una de estas visiones, se han desarrollado manuales de buenas prácticas a partir de cinco líneas estratégicas; identidad y comunicación, infraestructura e integración al paisaje, conectividad, actividades productivas y recreación y espacio público. Actualmente el proyecto está en etapa de gestión, abriéndose a instituciones y personas interesadas. Finalmente queremos terminar con una de las más importantes conclusiones de nuestro estudio y es que estamos a tiempo, todavía tenemos la gran oportunidad de proteger al bosque, la pregunta es ¿estamos dispuestos a ponernos en acción?
* Académicos del DHDU ITESO, coordinadores del Anillo Primavera
Revista Clavius No.7, La Jornada, septiembre 2012.
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